El título lo deja claro. El amor al rock´n´roll es, sin duda, el causante de todo esto. Ese amor es la clave de esta partitura, la nota tónica de cada canción, el idioma de las letras y, seguramente, el motivo de la propia existencia de los Runaway Lovers. El amor al rock´n´roll, a su
cultura y a todas sus historias, porque este disco no es sólo música: es cine, baile, radio, estética, es quedarse noches escuchando música, peinarse para despeinarse, hacer surf sin tabla, es tener 15 años en la playa con una guitarra y 50 en el escenario, aún con sueños y, por supuesto, fiesta.

Y no hay nada más profundo, importante y atemporal que el amor, por eso, este disco funciona igual de bien ahora que hace diez años cuando se publicó por primera vez. La magia se mantiene porque es real.

El primer LP de una banda siempre es especial. En él se vuelcan todas las ideas e influencias, toda la energía acumulada y las ganas de contarlo. Santiago Delgado y Los Runaways Lovers, además, llegaron a este primer larga duración con la sabiduría y el profundo conocimiento que les otorga ser fans de primera, haber asistido a cientos de conciertos y comprado miles de discos.

Por ello, son capaces de lo más difícil: llegar a la sencillez y con ella dibujar cualquier estilo sin perder el rigor, sin ostentación ni dificultad, eliminando lo superfluo y llegando a la esencia. Reduciendo cualquier estilo a sus líneas más elementales son capaces de cantar doo wop sin ser cantantes de doo wop (“Runaway Lover”), tocar rockabilly sin ser una banda de rockabilly (“Flequillón”), hilvanar pop sin ser un grupo de pop (“Como yo te miro a ti”) o hacer punk sin ser punkies (“Johnny Ramone”).

Por eso también, en un disco de los Runaway Lovers, da igual la temática, el idioma, la estación del año o el autor de la canción (versiones de The Nitemares, Utopía, FANTA), la personalidad de Santiago Delgado siempre consigue expresar perfectamente un sentimiento universal sin caer en el pastiche, sonando sincero y creíble. Y este es el engrudo que sirve para pegar todos los estilos, conseguir el suyo propio y hacerte un poco más feliz. Porque después de escuchar este disco, la sonrisa no tiene cara suficiente para vivir.

Ahora, “Por amor al rock´n´roll” por fin encuentra su lugar natural, el vinilo, y el garito donde sonar, Family Spree Recordings. Así que la aguja se deslizará por los surcos del disco como Dion caminando por Belmont, saltará como si los Ramones estuvieran aquí, se apaciguará como si Ricky Nelson sonriese de nuevo y se emocionará recordando a los Modern Lovers.

Y, sobre todo, se divertirá, porque ese es el fin último del rock´n´roll, y de Los Runaway Lovers.

Carlos Beltrán (Micky & The Buzz, Gacela Thompson, Runaway Lovers)

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Fue en una fiesta del colectivo Northern Rockers cuando pensamos que publicar un disco de Santi y sus Runaway Lovers sería una gran idea. Mi amigo, y Runaway más veterano, Juanjo Ibarra me había introducido ya en la música de Santi y en aquellas maquetas en solitario que sonaban sin parar en "Flor de Pasión". Estábamos todos en aquel concierto en el Crazy Horse bilbaíno, los cinco que acababamos de fundar Hanky Panky Records y unas cuantas decenas de almas más. Aborrotábamos el local y es uno de esos recuerdos que guardo bien nítido en la memoria: el frío de la noche y el calor en el interior del bar, los cristales empañados y el sudor. Un calor no sólo cuantificable en grados centígrados, sino en el entusiasmo compartido, en la excitación por lo visto y oído... recuerdo pensar que aquello bien podía ser como haber asistido a un concierto de Jonathan Richman & The Modern Lovers en su Boston natal circa 1977.

Aquella noche comenzaba nuestra aventura conjunta: un tiempo después llegó el EP en 7 pulgadas de debut y en 2010 su primer disco largo, este que hoy Family Spree recupera por primera vez en resplandeciente vinilo, "Por Amor al Rock'n'Roll". Para nosotros es ya un pequeño clásico. Y no solo porque recuperaba dos de sus canciones más señeras ("Runaway Lover" y "Johnny Ramone") y añadía otros hoy ya clásicos de su repertorio ("Jonathan" y "Juan de Pablos" -que recuperaba de sus maquetas en solitario-, "Tabardillo Twist", "Flequillón", "Anita", etc.), sino porque creo que en este país no se había publicado un disco parecido. Me refiero a esa aproximación tan personal e intransferible a cierta cultura pop. Aquella que une los puntos de separación entre Domenico Modugno y Dion DiMucci, Los Gatillos y la bossa nova más festiva, los Cramps y Javier Krahe, el maestro Augusto Algueró y Charlie Mysterio, Ben Vaughn y Serge Gainsbourg ... me pillan la idea, ¿no ? Ese es el amor incondicional al rock 'n' roll que proclaman y profesan orgullosos Santi y sus amantes escurridizos.

Y la prueba de todo ello, decimos, la tienen en estas quince canciones que, como bien decía nuestro querido Juan de Pablos, "cuanto más les escucho, vislumbro diáfano el núcleo de la belleza de toda esta farándula del “show business”: conocimiento y devoción por la Cultura Pop y los redaños más que necesarios para ponerlo todo en solfa." Dejense llevar en este viaje y descubran esa magia tan particular. Conocerlos es amarlos.

Iñaki Hanky Panky