En los primeros días de la crisis del coronavirus, y cuando ya se empezaban a tomar medidas de aislamiento (aún en forma de recomendación), el grupo de wasap "Bandas Family Spree" empezó a entrar en ebullición debido a los efectos inmediatos que las medidas iban a tener en nuestra actividad musical (conciertos y festivales programados) y, por extensión, en nuestra vida (profesional y lúdica).

En esos momentos poca gente era capaz de prever un escenario tan virulento de esta crisis como el que nos encontramos hoy día, pero ya era evidente que la medida de aislamiento iba a ser de larga duración y que había que mantener el ánimo y buscar entretenimientos alternativos para evitar sucumbir al dramatismo de los hechos y mantener la salud mental.

En algún momento, alguien sugirió la posibilidad de grabar un tema entre todos y, en la sucesión de ideas (bastante descabelladas todas ellas), asomó la cabeza la propuesta de regrabar el "We are the world, we are the children", como paradigma de canción con tintes benéficos (para los más jóvenes, su gestación persiguió el objetivo de recaudar fondos para la hambruna de Etiopía de los primeros años 80), con una letra cachonda, adaptada a las circunstancias del momento y con todos los miembros de Family Spree que estuvieran en disposición de colaborar (y al mismo tiempo, que les apeteciera).

Aquello empezó a funcionar, y Daniel Antebi (Surfin Burritos) hizo un primer boceto de la base que a todo el mundo gustó y Quique Ruiz (Los Fusiles) tomó la responsabilidad de grabar los instrumentos (Pablo Velázquez aportó la batería) mientras el resto de voluntarios contribuía con estrofas alocadas o, simplemente imposibles, que fueron puliéndose (hasta la misma grabación en la que se colaron diversas improvisaciones) para conseguir el resultado final, que deja a las claras que es un "collage" de muchas aportaciones inconexas pero que ha conseguido algo muy difícil de lograr: ser más pegadiza que un chicle en la suela de un zapato. Apostamos a que si escucháis el tema entero no saldrá de vuestras cabezas en mucho tiempo. Y resulta que al final acabamos todos pensando que, después de todo, igual el "We are the world" era un buen tema. Quién sabe?

Para rematar el producto, todos los participantes grabaron a su libre albedrío las secuencias de vídeo que les vino en gana y, con enorme profesionalidad, Ana Beltrán se dedicó a montar en el grandioso vídeo final que sirve de promoción para este tema, y Guillermo Casanova sacó su capacidad de improvisación y su destreza técnica para el diseño gráfico de la portada.

Es una canción sin ninguna pretensión más allá de pasar un buen rato y que recordaremos toda la vida como algo divertido que nos ayudó a liberar por un rato la cabeza de lo que pasaba fuera. Si con ella conseguimos el mismo efecto en alguno de vosotros, la damos por bien empleada.

Family Spree Allstars